Ha
sido tanta información, tantas caras, tantas personas, tantos gestos de cariño,
tantos abrazos sinceros, tantas ideas de montaje de última hora, tantas
peticiones de consejos, tantas risas, ¡Vamos hasta un perro! Han sido tantas
cosas las que han formado parte de estas dos horas en el cementerio, que estoy
un poco en shock y no sé cómo ordenar mi cabeza.
El ensayo de hoy, domingo 10 de
septiembre del 2017, iba a durar desde las 19 a las 21 y así ha sido, eso es lo primero
que me ha sorprendido y mucho.
Hemos
estado trabajando desde primera hora. Hemos llegado casi todos a la vez, hemos
entrado y Edu nos ha puesto a trabajar. En un principio nos ha costado
ponernos, porque nuestro lugar de actuación es el centro, a la puerta de la
capilla y allí es el punto de reunión de todos y entre sus charlas, sus saludos
y etc. No podíamos ensayar.
Hemos
hecho un poco de lectura y repaso previo del texto y luego a montar. Edu ha
dejado en mis manos el montaje de dicha escena, eso sí, siguiendo las pautas de
su guión.
Me he detenido más en el principio
porque es donde interactuamos, Toni, Paula y yo y por ello, donde hay que
coordinar más movimientos. Tras irse Paula y dejar esa escena, Rakel y yo
empezamos nuestra parte. Resolvimos dudas con Edu y empezamos a montar.
mento. Mi personaje es invidente y he ensayado, muchas
partes, con los ojos cerrados. Es muy complicado, me genera mucha inseguridad. Aunque sabía dónde estaba y que no había peligro, andaba muy inseguro como al
borde de un abismo. De hecho, me sabía el texto pero me sentía muy, muy, muy,
torpe, tanto en movimientos como en texto.
Trabajo con: Paula que no la
conozco, pero se le ve muy abierta y con ganas de participar en todo.
Con
Toni, que si lo conozco y he actuado con él, pero no me acordaba, je,je,je. Es un gusto y estaba
deseando repetir, je,je,je. Es grande y además me ha hecho unas fotos preciosas para este
reportaje. Que cansado estaba, ya, de tanto selfie.
Pero mi revelación ha sido Rakel, que haciendo un inciso
está súper delgada y súper joven, en todo momento ha estado muy abierta a
todo y muy divertida. No hemos parado de reír. ¡Qué divertida y que buena
compañera es! Gracias Rakel por tus consejos sobre las personas invidentes.
Trabajo también con una perra, Duna, ella ha venido a
vernos. Qué pecha de reír me he dado con su llegada y también me he reído mucho
cuando Rakel ha comenzado a trabajar con ella, su cara era un poema. Gracias a
Duna, he quedado, según palabras de Carolina, como el cagón oficial del
grupo.
Ha sido una tarde de trabajo pero también de reencuentro
con muchos amigos y compañeros. La primera fue Mariangeles, que me la encontré
de camino y me fui en su coche con ella. Qué contento me pusieron tus
proyectos.
Después llegué y los primeros en saludarme y también los primeros en llegar fueron, Juanjo,
con esas caras, esos ojos y esa sonrisa picara, que pone, que sin hablar lo
dice todo. Las echaba de menos la verdad y Librada, que hacía tiempo que la
tenía como amiga de Facebook pero nunca habíamos hablado en persona.
Luego fueron llegando,Gloria con su pedazo de abrazo, solo
comparable al de Toni. Ambos cortaron mi conversación para venir rápido a saludarme.
Qué ricos son, que los echaba de menos, todo el verano quedando y no lo
conseguimos y para rico Alex pero lo noté muy cortado al igual que a Ismael.
Una vez dentro, empezamos a ensayar y de pronto escuché un
grito, un gran grito que ni Rocío Jurado en sus mejores tiempos, era la grandísima
Ana Luz, que alegría me dio verla, con que mimo me habló, con que arte me saludó.
Vamos tanta fue su alegría que de pronto sentí como mis pies, se despegaban del
suelo, me levantó en brazos. Repito que mujer más especial y Julia qué dulce y
cariñosa.
En pleno ensayo, llegó Ana, mi Anita, otro abrazo, este calido y salido del
corazón, lento y sentido, a partir de ahí con solo tres palabras, nos contamos
todo lo que nos hacia falta saber el uno del otro.
Estando en los saludos apareció mi
Luisa, que me dijo: “Solo llevas dos minutos aquí y has llenado todo el
cementerio” con esta casi ni hablé y ni falta que me hace porque con la mirada nos lo decimos todo.
Pero aquí no acaban los encuentros,
antes de irme y mientras hacía fotos, me encontré con los más gamberros del
cementerio, Carolina y Toni. Cuanto me reí con ellos, ya digo, son dos gamberros
y muy gamberros.
Y así, cargado de indicaciones,
pero sobre todo, cargado de cariño y de reencuentros, me volví a mi casita, eran
las 21: 15.
Este proyecto parece todo un reto, espero lo disfrutes.
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