martes, 20 de julio de 2021

DOBLETE III PARTE: LA PAZ, ME LLEGAN LOS OLORES DEL JARDIN.


Que nadie se lo tome a mal, pero lo más esperado de la tarde, para mí, era actuar en el jardín y meterme por fin, después de un año esperando, en Rafael Echevarría. Bueno lo que realmente deseaba, como es lógico, era que se cumplieran los horarios y llegara a tiempo a todas partes, pero lo segundo era esa actuación. 

A las 20:25 horas, del jueves 8 de julio del 2021, Manuel Agustín Heredia acababa de terminar su actuación, el público se marchó pronto, pues Keko el gran guía, los hizo desaparecer rápido de mi lugar de actuación, ya que estaba alertado que debía irme pronto y justo cuando iba a hacerlo, Edu me interceptó para que le firmara unos papeles. Nada cuestión de segundos, pero yo deseaba irme.

Como mis padres aparcaron justo en frente de mi  lugar de actuación, el plan estaba preparado hasta el último detalle, solo tuve que bajar una escalera y montarme en el coche para ir a mi siguiente parada, el Jardín Botánico de Málaga, pero pensé: "Es mejor perder 2 minutos y hacer las cosas bien, que hacer las cosas precipitadas y al final tardar más".

Como estaba en un lugar discreto, rodeado de coches y al lado de la playa, nadie se iba a asustar. Me quité el abrigo, el pañuelo, los zapatos y el pantalón de Manuel Agustín Heredia y me puse mis pantalones y mis tenis, disimulé los calcetines y la camisa de este, dándole un toque más veraniego e informal.

Y una vez vestido, me subí en el coche y mi gran piloto, mi padre y la mejor copiloto del mundo, mi madre, iniciamos el camino, a contrarreloj para la siguiente etapa. Meterme en la piel de Rafael Echevarría.

No tenía ninguna tensión, sabía que iba a llevar con tiempo más que suficiente. Lo único que temía era llegar justo cuando el público estuviera entrando, por eso, solo llevaba puesta una prenda del personaje, la camisa y el resto de la ropa de este la llevaba en una percha y escondida bajo la camisa que me pondría tras la actuación. Todo estaba pensado. 

Para ir aprovechando el trayecto, me fui disimulando, en el coche, la barba. Coloreándola con un maquillaje de barra de color rosado, como hago habitualmente, pero esta vez se escondía poco, el hecho de darme encima con un maquillaje líquido, tampoco ayudaba, así que lo dejé, porque echarme maquillaje en polvo, podría manchar la camisa, así que lo recogí todo y disfruté del paseo.

De esa Málaga de verano, de ese cielo azul, ese aire y ese camino que me anunciaba que iba hacía el Botánico, que todo estaba saliendo muy bien y que iba con la mejor compañía.

En ese momento me dejé llevar por la situación, aproveché y degusté cada segundo. Era la primera vez en la tarde que realmente estaba relajado.

Y disfrutando de la familia, llegué al jardín.

Mis peores temores, una vez más y gracias a Dios,  no se cumplieron, pues cuando llegué no había absolutamente nadie en el jardín y pude entrar de la forma más discreta posible a la casa de los administrativos y allí, en contra de todo pronostico, no estaban los altos mandos, y los compañeros que me recibieron, Samu y Álvaro lo hicieron con los brazos abiertos. Nadie insinuó nada sobre la hora de mi llegada.

Yo sin prisa pero sin pausa, retoqué el maquillaje, ahora sí con maquillaje en polvo y me vestí. A las 20:53 h, ya estaba maquillado y medio vestido.

Samu, a las 21:00 h, salió a recibir al público, tiempo que yo aproveché para perfumarme, terminar de vestirme, recoger, ordenar mis cosas, hablar y cotillear con Álvaro y dejarlo todo listo.

Cuando  el show empezó y el público desapareció, subiendo la cuesta hacía la casa-palacio, yo aproveché para salir de  mi escondite e irme a mi lugar de actuación. 

Subí, me escondí, revisé todo, me arreglé la ropa, me hice una sesión de fotos en el museo Loringiano y rápidamente me fui a mi lugar de actuación, hasta que de pronto levanté la cabeza y fui consciente de donde estaba  ¡¡¡ Por fin, ya se había cumplido todo y ya no había riesgo de nada y estaba en el jardín!!!

El tiempo se paró, mi cuerpo se paró, mi mente es paró y me dejé llevar por ese lugar mágico, respiré hondo y empecé a caminar, sin ritmo, sin rumbo, mirando cada árbol, cada flor, cada tono de verde, sentí la vida, la realidad, el jardín, ese lugar privilegiado donde unos días al año me siento el dueño. ¡¡¡ Qué paz!!!.

Pero realmente ese jardín no es mío es de Don Rafael Echevarría, y yo solo soy un mero cuerpo para que él tome vida, así que, cuando llegué a la zona de la ninfa, decidí calentar un poco el personaje. Este se metió en mí, la adrenalina, las ganas de actuar y la ilusión casi infantil se apoderó de mí y no paré de grabar videos, de mandar videos, de hablar como Rafael, de andar como Rafael, de hacerme fotos, de inventarme historias. Todo yo era una explosión de Rafael elevada a la máxima potencia.

Hasta que me percaté de que la tarde había sido larga que debía descansar un poco antes de actuar, pero fue sentarme en mi lugar de descanso y oír aplausos. ¿ Eso quería decir que me tocaba ya?.... Más en la próxima entrada.

   






 

 

1 comentario: