martes, 26 de enero de 2016

VOY CAMINO A GRANADA.



Muchas ganas no tenía, de viajar a Granada, la verdad,  porque eso de estar tantas horas en el teatro, esperando, hasta actuar, no me hacía mucha gracia.

Estuve, toda la mañana, atareado, hasta que llegué a casa por las cosas para el viaje.

Lo mejor fue encontrar la bolsa con mi almuerzo, un bocadillo sorpresa, realizado por supuesto, por mi consejera, secretaria, ayudante personal, amiga y sobre todo madre, mi madre, que me lo había preparado y no le permití que me dijera que era el mismo.

Me fui para la estación, llegué pronto, saqué el billete y me puse a pasear por Vialia. Después picar el billete y al autobús.

Siempre me había gustado viajar en autobús, pero  hacía tiempo que no lo hacía o cuando lo hacía no lo disfrutaba y el sábado 16 de enero de 2016 lo disfruté y mucho.

Lo mejor, abrir el bocadillo y ver la sorpresa. Pedazo de bocadillo de tortilla francesa, pimientos y bacón, que rico, aderezado con patatas de paquete y bombones.

Luego aproveché el tiempo, para estudiar y repasar la obra, que no lo había podido hacer antes, oír música,  porque había wifi, echar una cabezadita y  estar conmigo mismo,  pensar en mis cosas, o simplemente mirar por la ventana y no pensar.

Fue un viaje muy provechoso y satisfactorio.

Tan bueno fue el viaje, que  cuando llegué a Granada, le pregunté a un hombre mayor, si la Chana estaba cerca de la estación, me dijo que si y decidí irme caminando, para seguir disfrutando de mi soledad.

Oyendo mi música me fui caminando.  Pero el paseo no fue muy favorable. Iba por una ciudad fantasma, donde no veía a nadie, solo edificios, todo cerrado y sin un alma.

Estaba en un barrio dormitorio, moderno, lo mismo podía estar en Granada que en Nueva York, no fue un paseo atractivo. Hasta que vi de lejos la sierra y me dije: " Estoy en Granada!"

Menos mal que las pocas personas que me encontré me lo explicaron todo muy bien, sobre todo la primera chica que me guió, que lo hizo fenomenal. Aunque debo confesar que me dijo que había una iglesia que nunca vi y una famosa Autovía o carretera de Málaga que yo esperaba que iba a cruzar una pedazo de autopista y era una pequeña carretera.

Llegué al teatro y sin saber donde estaba estuve cruzando varias veces, la misma carretera hasta que de pronto vi el teatro frente a mi cara.

Llegué súper puntual, a las cuatro menos dos minutos, ni yo mismo lo esperaba.

Me tomé una infusión en un bar de en frente del teatro y cuando volví me esperaba el gran Rafa que me llevó a reunirme con mis compañeros.

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