sábado, 7 de noviembre de 2015

UN ENSAYO GENERAL MALO DA LUGAR A UN BUEN ESTRENO.



Esperemos que este dicho popular sea cierto, porque el ensayo general, hoy lunes 2 de noviembre de 2015, de la pieza, Las danzas de la muerte,  en la sala up del Teatro Alameda,  ha sido muy malo, más que malo horrendo, pero especialmente para Gertru, la pobre se ha caído bajando una escalera y se ha torcido el pie.
 
Hoy era festivo, estaban las calles vacías, hacía frio, estaba nublado y yo para ir metiéndome bien el papel, iba calentando el personaje, porque realmente iba camino al ensayo como un zombi, como un autentico autómata, siguiendo mi camino, pero sin alma.

Entré al ensayo, por la puerta trasera del teatro y cuando subí, aparecí inesperadamente,  en el hall de la sala up, lo que sorprendió mucho a mis compañeros.

En cuanto llegó Alba, Edu, el director, nos estuvo comentando un poco como iba a avanzar la pieza. Tras la representación en el club social del Candado esta  había sufrido una pequeña transformación y Edu nos lo comentó. Se iban a mezclar textos de ambos lugares.
 
Mientras estaba allí sentado, descubrí que no solo  yo  había ido como un zombi,  sino que aquello era un aquelarre, pues todos estábamos igual de cansados y con la misma cara de muerto.

Cuando Edu acabó nos fuimos para la sala. La llegada de Alba no fue mucho más espectacular, también estaba reventada, pero ella venía cargada de creatividad y comenzó a idear la forma de enlazar las escenas, de montarlas,  de los movimientos etc.

Yo tenía la creatividad bajo cero y estuve más bien de espectador. Había que crearlo todo y ambos estuvimos haciéndolo juntos, pero yo fui una ayuda de ella.

Hicimos un pase para montar y otro ya en serio, pero en ese pase fue cuando Gertru cayó por las escaleras. Fue un momento muy tenso, puesto que no reaccionaba, pero en menos de cuatro minutos estaba en pie y deseando seguir.

Debo decir que Gertru fue la chispa, una vez más,  del ensayo, no paraba de hacer bromas, chistes y comentarios, lo que hizo que todo fuera mucho más llevadero.

 Incluso al poco de caer ya quería ponerse en pie y en ningún momento se le pasó por la cabeza el suspender, es una monstrua.

Pues bien, con el mal rato de su caída, acabamos el pase y nos volvimos a casa, yo llevaba una sensación de vacío y no sé el por qué.

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