sábado, 11 de diciembre de 2021

KARPIS PLANEA COMO "SENTIR MALAGA CON SUS ARTISTA"

 

El vestuario de Alvin Karpis no era muy estrafalario : Un pantalón negro, una guayabera blanca, unos zapatos blancos y un gorro panameño, es cierto que podía ir así vestido por la calle sin ningún problema. De hecho quitando el gorro y los zapatos, el rey Felipe VI vistió así en el 2019 en una visita a Cuba y creó tendencia.

El rey es muy alto, tiene tipo, y le quedaba bien, aunque a mi no me gustaba mucho, pero yo soy poco glamuroso y estábamos en Málaga, a las 18:00 y un 18 de agosto del 2021, si salía así a la calle me iba a cocer e iba ir dando un cante impresionante. Esos zapatos blancos era casi un delito.

A parte de eso, no me gusta llevar el vestuario del personaje por la calle, pues se mezcla a Lolo con el personaje y al personaje con Lolo y eso es un lio. Es como si le quitara la magia al teatro.

No sabía que hacer, hasta que de pronto encontré una solución intermedia: Me pondría el pantalón negro, algo muy neutro, una camiseta negra, unos tenis (no eran tan horteras como los zapatos blancos, pero ir todo de negro y con esos tenis quedaba igual de mal) y luego en una bolsa y bien colocados llevaría los zapatos, el gorro y la guayabera.

Yo hacía mi monólogo en calle Molina Larios, en la puerta del edificio de Telefónica. El plan era muy sencillo, saldría de casa y caminando llegaría hasta allí, solo había 15 minutos. Llegaría, esperaría, actuaría y para casa, pero ¿ Dónde me cambiaría?.

Lo malo era que estaba totalmente solo, no había cerca ni compañeros, ni personas de la productora, ni nada. Eso significa libertad, pero también un poco de vulnerabilidad.

Cuando hice de Manuel Agustín Heredia me pasaba igual, pero era invierno y llevaba la ropa bajo el abrigo y en verano me llevaban mis padres en coche, además, en la orilla del mar siempre estaba mi compañera, Ángeles que me guardaba la mochila. ¿ Pero ahora, totalmente solo y en plena calle?...  

A veces soy muy inocente y dentro de la organización del plan, me dije y le dije a Edu:" No te preocupes por mí, al lado de mi lugar de actuación  hay un pequeño callejón llamado Litoral, donde hay un restaurante muy elegante. Yo amablemente , con mis artes de dar pena y convencer les diré que soy un actor, que voy a actuar, que si puedo cambiarme allí, dejarles mi mochila y me van a decir que sí"....

Pues con todo el plan en la mente, sobre las 18:00h. Tras la merienda lo puse en marcha.

Oyendo My Way de Frank Sinatra, que siempre ha sido la canción de Karpis, me fui a mi baño, me maquillé, un maquillaje muy sencillo, acabé a las 18:30. Me vestí tal como os comenté anteriormente, preparé la bolsa con el resto del vestuario, la mochila y emprendí mi camino a la calle Molina Larios.

El camino fue muy tranquilo, oyendo música alegre y de feria, para ir haciéndome el cuerpo a la fiesta y a la alegría que debía transmitir.

Antes de las 19:00h. Llegué al callejón llamado Litoral y entré en dicho restaurante. Muy amablemente pregunté si podía cambiarme y dejar mis cosas allí y un camarero muy simpático me dirigió a su jefe. Este de una forma que se puede definir de cualquier manera, menos agradable, me dijo que no, que estaba prohibido, que estaba muy ocupado y con aguas destempladas me despidió.

Salí fuera y como no podía hacer nada más, tranquilamente en mitad del callejón, cambié los tenis por los zapatos, la camisa por la guayabera y me puse el sombrero.

Ya vestido de Karpis, organicé mis cosas en las bolsas y pasando de todo, especialmente de los empleados de dicho restaurante, esto que voy a decir es una maldad, pero estaba deseando que me dijeran algo, como que allí no podía estar o algo así para liarla, pero ellos pasaron de mí lo mismo que yo de ellos. 

Bueno sigo, para conseguir imágenes para esta entrada, me auto grabé un video del monólogo. Me gustó el look, así despechado y remangado y empecé a repetir el monólogo varias veces. Me iban saliendo distintas poses y gestos que fui fijando. Una vez bien fijado me dejé llevar por el entorno. 

No había feria, pero Málaga estaba preciosa. Desde mi callejón estaba lejos de todo pero veía hasta el último detalle. Ese cielo azul, esos balcones repletos de jóvenes que estaban de vacaciones con sus amigos, las toallas en los balcones y me decía: " Yo quiero unas vacaciones así". 

Después de un buen rato, llegó mi compañero y me dijo que empezábamos, le pedí que le echara un ojo a mis bolsas, pues andaban solas en mitad del callejón a expensa de que desaparecieran y me preparé para estrenar al Karpis de feria. 



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