¡¡Qué ensayo más complicado el del domingo 22 de agosto del 2021!!. No sé si a mis compañeros les pasó igual, pero a mí, Santa Elena me hizo un milagro y me dio una paciencia gigante para ensayar su auto sacramental, bueno en realidad me dio sabiduría y contención en el hablar, porque si me dejo llevar...
De hecho solo hay una foto del ensayo, y es un selfie que me hice mientras entraba en el cementerio porque después... cualquiera...
De hecho mi tarde fue la siguiente : Llegué, me senté, oí la charla inicial, sin hablar, ensayé, sin hablar y sin opinar, observé, escuché, me despedí y me fui.
También me llevé un tirón de orejas, pues mi último monólogo de alabanza a la cruz no me lo sabía aún. Era consciente de que ya debía saberlo, pero no quería hacerlo hasta tener asentado los otros. Cosa que era difícil debido a algunos compañeros.
Fue un día un poco tenso, ya digo hubo regañinas para casi todos. Una general al llegar, otra para los que faltaron, otras para quien hizo una broma. La verdad que fue una tarde un poco raruna.
Después en cambio en el ensayo, pienso que faltaron broncas, sobre todo para el compañero/ humorista/ chistoso/ bromista / director, que seguía activo al 100 por 100.
Quería aprovechar el ensayo para dar matices al texto, fijar movimientos, crear emociones, porque lo único que había hecho hasta ahora era soltar texto sin más, no tenía emociones, ni personaje... nada, pero cuando lo intentaba hacer me sentía ridículo, pues querias trabajar y el otro estaba allí de fiesta. Ufff. ¡¡¡ Qué cansino!!!.
Los momentos entre María José y yo eran como una pelea con el exterior. Los 2 intentando sacar algo, crear relación, pero nada, el humor era el rey.
Así que como digo guardé silencio gracias a la intersección de Santa Elena, hice lo que pude con el mínimo esfuerzo y cuando acabé, un adiós generalizado y para casa.
Pues no era nadie Santa Elena. La que monto.
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