sábado, 11 de julio de 2020

LA MAGIA DEL JARDÍN LLEGÓ HASTA LA REUNIÓN.



Ayer, jueves 9 de julio del 2020, a las 17:20, llegué al jardín Botánico de Málaga con las manos vacías y con expectativas de nada. Este año, entre la crisis sanitaria y mi agenda laboral, auguraba que iba a visitar pocas veces ese mágico lugar. Más que como un currito camino a una reunión laboral, con sus temas para negociar, sus expectativas y sus notas, iba como un acompañante de mi compi Juampe y a despedirme de mis otros colegas, puesto que este verano no iba poder actuar allí.
  
Una hora y pico después, sobre las 18:40 salía de allí, de nuevo acompañado de Juampe, pero esta vez llevaba las manos cargadas de fechas, de actuaciones, de trabajo y, además, que también es muy importante, de risas, de buenos momentos, de cariño y de la buena energía y la magia que nos regala ese lugar encantado.
  
Como os comenté en anteriores entradas, este año con todo el tema de la crisis sanitaria no me planteé trabajar en el jardín botánico, pero luego y casi por arte de magia, me llamaron y me convocaron para una reunión, ya que un año más, el proyecto, aunque fuera de forma muy especial, se iba a poner en marcha. ¿Recordareis que después tuvimos una reunión por videollamada y que esta no fue muy halagüeña?

Desde esa reunión por videollamada a hoy, me han surgido muchos trabajos, con distintos grupos y en distintos lugares. Fue entonces cuando pensé que como las visitas del 2020 las iba a compartir con   Juampe y ahora yo tenía tanto trabajo, le cedería todas mis visitas del jardín a él. Además, los días que se habían programado inicialmente las tenía ocupados.
  
Llamé a Juampe para comunicarle mi despedida y posteriormente pensaba llamar al jardín para informarlos de que no actuaría este año, pero Juampe me pidió que fuera con él y eso hice.
  
Como digo llegamos juntos, pues me recogió y me trajo a casa. Muchas gracias.

Es cierto que llegamos un poco más tarde de lo inicialmente planteado. Nos esperaban, en la entrada del jardín, todos los compañeros, iban con sus mascarillas y cumpliendo todas las normas de distanciamiento. ¡¡Qué alegría! Tras un brevísimo saludo, parecía que todos teníamos las mismas ganas de ser eficientes y acabar la reunión cuanto antes, yo quería acabarla entre otras cosas porque a las 20:00 tenía trabajo.
  
Entramos, nos sentamos, la jefa me hizo una pregunta personal antes de empezar, que le agradezco mucho e iniciamos.
  
No me dio tiempo comentar nada. En un principio nos habían dicho que el jardín este año estaba libre para nosotros y por ello eligieron todos los sábados de julio, esto es; el 18 y 25, y el 1, 8, 15,22 y 29 de agosto. De estas 7 fechas solo podría trabajar 2, por eso, decidí ceder mis fechas. Al empezar la reunión todo fue diferente. La organización del jardín ya había ocupado fechas y nos dejaban libre los viernes.

Y de todos los viernes que se planteaban como posibles actuaciones, menos 1, podía hacerlos todos.
  
Tras las fechas, expresamos nuestras disponibilidades y de las 6 fechas planificadas, las que yo no puedo hacer, las puede hacer  Juampe y viceversa. Por tanto, yo hago las 3 primeras y él las 3 ultimas. Además, voy a volver a meterme en Rafael Echevarría. Vamos todo un lujo.

Si se compara con otros años, estaría muy enfadado por tener solo tres fechas de actuación en el jardín, pero este año con lo mal que está todo, me siento feliz de ser una vez más el dueño de ese maravilloso lugar.

Este año, las actuaciones son más que un trabajo, una especie de muestra de amor al lugar, una forma de decir: "Pese a todos los pesares aquí seguimos un año más, honrando a las personas que han pasado por aquí, enfatizando este lugar malagueño para darlo a conocer y hacer a la gente pasarlo bien."
  
Acabada la reunión, Celia necesitaba comprobar su vestuario, y subió con Dani a la escuelita, yo los acompañé y al rato se nos unió Juampe. El paseo por el jardín, tranquilos, mirando, observando todos esos tonos de verde, todos juntos, charlando, sanos y comentando cosas. Hizo que nuestras cabezas volvieran, aunque solo fuera por unos minutos, a la normalidad real y ya pasada.
  
Por cierto, que Dani me hizo reír como hacía tiempo que no lo hacía. ¡¡¡ Gracias Dani, que grande eres!










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