martes, 7 de julio de 2020

OLÉ, OLÉ Y OLÉ. EL CAMBIO SE NOTÓ.


¡¡¡Notaron el cambio‼ y con esto no tengo nada más que añadir. 

Con la frase anterior esta entrada estaría más que lista. Creo que aquí ya podría finiquitarla, puesto que solamente diciendo esto, estaría contando lo más esencial de la tarde, del ensayo y de mi trabajo como actor.

A ese ensayo llegué muy relajado, pero cuando acabé el primero de los tres pases que hice de mi monologo y fui consciente de que se había notado el cambio, me dije: “Esto ya está chupado” y si antes estaba relajado, ya se puede decir que empecé a volar.
  
Si recordáis, en mi última entrada os conté que quería darle un matiz nuevo al personaje de  Noches de clásicos, pasarlo a un hombre más triste y melancólico.

Como también dije anteriormente, ese cambio se debía a la información que sobre el autor había encontrado en Internet. A lo largo de la semana repasé mil veces dicho monólogo, con ese nuevo enfoque, tanto corporal, como en entonaciones, como en intenciones. 

Además, el domingo 5 de julio del 2020, previo a dicho ensayo, estuve en la playa con mi amigo Miguel.

Miguel, aparte de actor, director y escritor de teatro, es profesor de literatura, por tanto, tumbados en las arenas de Torremolinos tuvimos una pequeña clase.  Donde le pedí consejos e información sobre el texto y el personaje. Llegamos a la conclusión de que sí, de que podía dar ese toque melancólico, puesto que le pegaba bastante. Luego en el ensayo, después de este consejo, estaba mucho más seguro y lo puse en práctica.

Así que entre el relax que me produjo el día de playa y la medio vuelta a la normalidad, puesto que almorcé en un chiringuito y con ello me sentí persona después de 4 meses, llegué al ensayo a muy buena hora y sobre todo muy relajado.


En la puerta me encontré con Adri y Carmen. Con ellos entré al cementerio. Después de un rato caminando nos encontramos a parte del elenco: Melisa, María José, Julio, Anita, Javi etc. y empezamos con el cachondeo. Fue entonces cuando me dijeron que Edu me había pedido que fuera al lugar de actuación y allí fui.

Este grupo de compañeros me siguieron y me dijeron, sin que estuviera Edu delante, que les hiciera el monologo y aproveché la coyuntura de que el jefe no estaba y que era todo muy poco oficial, para hacer la nueva versión del monologo.

No lo tenía excesivamente marcado, no lo exageré demasiado, pero probé lo montado durante la semana y cuando acabé y oí a Melisa decirme: “Le has dado un nuevo enfoque al personaje. ¿verdad?, como más serio, más melancólico, más triste, me gusta así mucho más” y a continuación apostilló María José con un:” Sí es más real, más sereno, más sentido, con mucho más sentimiento, menos expositivo”.

Si leísteis la entrada del ensayo anterior, dije que había explicado muy bien el sentido del texto, pero tan bien, que parecía un profesor o maestro dándole clase a sus alumnos y eso quería cambiarlo. Además, en el debate playero, mi amigo Miguel me advirtió que tuviera cuidado y no cayera en el actor/profesor. Yo le respondí que ya había caído pero que intentaría cambiarlo y por lo que se ve lo conseguí. Ya estaba muy contento, ya se podía decir que tenía el texto, el personaje y la escena. Ahora solo me faltaba mucha repetición para coger seguridad, naturalidad y disfrutarlo. Eso ya estaba chupado. ¡¡ Qué peso me quité de encima‼

El resto de la tarde fue disfrutar.

Y eso hice disfrutar. No hacía ni tres minutos que había acabado el monologo, cuando llegó Edu, y me dijo que ahora quería verme haciendo el monologo solo con él, pero en ese momento llegaron las otras anfitrionas y su escoba y lo hice otra vez para ellos. Esta vez lo disfruté y mucho.

Después me quedé repasando un poco, pero casi sin respirar, volvieron a aparecer esas mismas anfitrionas. La dulce María, la artista de pies a cabeza, Caro y la escoba, esta vez no actúa, pero ella es un hacha actuando, mi amada y rebelde María José.

Cuando me presentaron me dijeron de hacerlo otra vez. Bueno la que realmente me dijo de hacerlo fue M. José y yo como ya estaba seguro, quería remarcarlo y entrenarlo lo hice otra vez.

Acabado este tercer pase, Caro y María me pidieron algunos consejos para su actuación y ya me volvió a salir mi vena, de director de actores, de montador de acciones y de escenas de mis coles. Labor que este año se quedó a medias en el mes de marzo, con lo bien que lo estaba pasando.

Con las tres pasé el resto de la tarde, hasta que dieron las 21:00, estábamos llegando a la capilla central y Edu preguntó por mí, me reclamaba para el segundo ensayo de la tarde el de las Rutas ex-céntricas.

Pues bien, ese momento con esas tres mujeres, fue maravilloso, paseando tranquilos, oyendo músicas de Disney, creando, riendo, elaborando personajes, jugando. Fue genial. Gracias chicas.




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