domingo, 14 de mayo de 2023

LOS PREPARATIVOS DE LAS EMOCIONES, NERVIOS Y RELAJACIONES.


Hasta que no estuvimos todo el elenco con todo el material en el interior del comedor del hotel Catalonia Gran Vía de Madrid, lugar donde íbamos a actuar la tarde del sábado 13 de mayo de 2023, y empezamos el montaje, no me sentí seguro, ni se me quitaron los nervios. 

Ya tenía un lugar donde asentarme, además era un sitio que ya conocía, este lo tomaba como mío y con ese falso arraigo me sentía tranquilo. 

Eran las seis y algo de la tarde solo habían pasado desde que pisé Madrid unos 60 minutos, pero fueron de tal ajetreo que me mantuvieron intranquilo.

Estaba desando llegar al hotel y que nada me entretuviera, así que cuando caminando hacia el metro Lila hizo un cambio de recorrido diciendo:" Mejor tiramos por ahí", pensé que podríamos perdernos y pasar un rato dando vueltas. Nervios.

Después vino el momento de sacar el billete de metro, el de Lila no valía y ella con su amabilidad extrema, pues como dice la copla, no quería ni que el viento me tocara. ¡¡¡ Qué grande!!!. Me sacó el billete. 

Me aconsejó que lo conservara por si volvía y yo ojiplático no sabía ni que decir.  Por supuesto que guardaría ese billete, es más, en cuanto llegara a Málaga lo pensaba enmarcar. Soy el único español en poseer un billete de metro en oro, platino y brillantes. ¡¡¡ 6 EUROS un billete!!! Un  robo a mano armada.

Nos montamos en el metro, después de una breve espera, algo que agradecí, y en ese lugar viví tres cosas que quiero destacar.

Lo primero es algo que para un madrileño le tocará mucho la moral, pero que para un foráneo no deja de tener su gracia y es que va abarrotadísimo. Esta guay ver como se achuchan y como cuando oyen un andaluz hablar sobre el tema se generan conversaciones chulas y graciosas. Lo segundo fue que en una parada vi de lejos a una mujer vestida de chulapa, no me dio tiempo a fotografiarla. ¡¡ Qué pena!! después a lo largo del día parecía un búho buscando a otra  por todo Madrid. No la encontré.

¡¡¡ Qué ilusión me hizo!!!  Me puse a gritar en el metro como un niño chico. Siempre me gustó ese traje regional. Además, esa imagen me retrotrajo a mayo del 2015. Hacía justo 8 años estaba en dicha ciudad, pero esa vez no era para hacer teatro, sino para grabar para la serie Velvet de Antena3. Ese día tras el rodaje vi mi primera chulapa y hoy 8 años después estaba de nuevo en la capital, para trabajar como actor. Está bien. ¿ No?.

Y por último fue la confesión de Lila, mientras corríamos para colarnos en unas escaleras mecánicas y ahorrarnos una cola enorme me dijo: " Siempre que paso por aquí pienso que algún día mi cara estará en uno de esos anuncios". Me pareció tan bonito y de corazón sé que va a ocurrir.

Llegamos al hotel y no había nadie, bajamos al comedor y nada. Fue entonces cuando nos escribieron, estaban en la calle descargando. Lila corrió a saludar y ayudar, pero yo preferí quedarme dentro y esperar para trasladar la escenografía. No me apetecía estar por las calles. Ya sentí mucho vértigo cuando caminando por la Gran Vía Lila me dijo: " ¿ Qué sientes? Ya estas en Madrid".

Esta vez nos hicieron pasar toda la escenografía por la el backstage del hotel.

Un lugar que no era para nada cómodo, rincones, recovecos, escalones, pequeñas escaleras, puertas que no se quedan fijas y miles de estanterías con albornoces, toallas, mantas, sábanas, tablas de planchar etc. Andar por ese laberinto, con la distancia mínima para una  persona, cargado de cajas, bolsas, altavoces y etc, no fue muy alentador.

Es curioso, cuando los clientes lleguen a su habitación en ese hotel de lujo y vean esas sábanas blancas estiradas, perfumadas y esas toallas esponjosas, suaves y mudillitas, nunca pensarían que viven afinadas, sin luz natural, sin ventilación, rodeadas de humedad y amontonadas unas sobre otras. Las pobres estarán desando ser elegidas para subir arriba. Sí, me monté allí mi propio Toy Story.

Capítulo especial el que la camarera latina que apareció no sé para qué y al vernos se pasó dentro de esa minúscula habitación, haciendo nada, o sea, haciendo como que hacía algo, hasta que nos fuimos. No sé su intención, pero yo juraría que era la de vigilar por si los cómicos le robábamos una toalla. 

Con todo el material y el elenco allí, comenzó la seguridad y el montaje.

Además de las fiestas de San Isidro y el día de la Virgen de Fátima, esa tarde/ noche era el festival de Eurovisión. 

Recuerdo como decorábamos la entrada de la cena mientras Chiara nos ponía sus canciones favoritas para esa noche o cuando todos hacíamos un análisis pormenorizado, como si de expertos músicos nos tratáramos, de la cantante española.

Pero lo que más recuerdo es estar con Lila montando la entrada mientras hablábamos y cantábamos sus canciones de la infancia. Ella conocía alguna de las mías, pero lo que me sorprendió más fue comprobar lo viejo que soy, al ver a una tía hecha y derecha confesándome que era fans de María Isabel pues tenían la misma edad e imitaba su coreografía frente a espejo de su cuarto. En esa época yo ya estaba talludito.

Montamos rápido, cada vez tardamos menos. Ya solo quedaban algunos flecos. Elena, se fue casi de incognito a arreglarse, Raúl negociaba algo con los chefs del hotel y como los actores ya lo teníamos casi todo hecho, decidieron irse todos a comprar algo para picar y tomarse un café.

Raúl recomendó que primero se terminara todo y luego nos fuéramos juntos, pero como la reunión no acababa y la hora de empezar se acercaba, se fueron. No me hacía mucha ilusión pasear por Madrid, ni mucho menos quedarme solo en el hotel, así que la longitud de esa reunión me vino muy bien.

En conclusión, que esos últimos flecos que quedaban por terminar lo hicimos entre Raúl y yo. Él  un poco sensible y yo un poco torero.  Lo relajé comiendo cruasanes de chocolate.

De pronto apareció en el comedor una Elena radiante. ¿Dónde estabas? Le preguntamos y nos dijo que arreglándose.

Yo le eché una bronca, porque la otra vez que actuamos en dicho lugar, la acompañé a un baño del hotel y me lo pasé bomba hablando con ella y esta vez no lo pude hacer. Esta me dijo que aún no había acabado y me invitó a ir juntos.

Así lo hicimos, no paramos de hablar, de tú a tú, de jefa a empleado, de compañero a compañera, de amigo a amiga. Me lo pasé muy bien, pero muy breve, no fue igual.

Lo siguiente fue ir a mi rincón del comedor y preparar todo mi atrezo, mis cosas personales etc. En esa oí un ruido me volví y venía una chica del hotel con uno de los camareros. Miré bien y era...


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