TARDES DE ENSAYOS GUAYS EN SAN MIGUEL.

Llevo un rato dándole vueltas a la cabeza, no sé ni qué contar, ni cómo contar el ensayo de Las noches de verano en San Miguel, celebrado ayer, lunes 23 de julio del 2018, en el Cementerio de San Miguel, porque realmente no pasó nada y a la vez pasó de todo.

He pensado incluso no escribir y poner, solo, las fotos que hizo Alex, porque reflejan realmente como fue el ensayo: claro, divertido, aprovechado. ¡Vamos, que curramos, pero lo pasé genial!

Bueno, todo no fue tan bueno, puesto que lo primero que me encontré al llegar al cementerio fue a Maricarmen Rosado, con su entrañable sonrisa, pero que me ofrecía una caña rematada con un conjunto de hojas verdes en forma de palmera que me pareció horrenda. Mi personaje con la caña,  más que un fraile del medievo, parecía un chavalín de los que acompañan cada Domingo de Ramos al Señor de la Polínica. Me sentía un poco ridículo y mis compañeros me lo hicieron saber. Menos mal que mi amigo y compi, Javi Zumaquero, que tiene más mano izquierda y más " influencia" sobre Edu que yo, consiguió que mi caña disfrazada de palmera, acabara siendo una caña con solo dos hojitas.... A Javi solo le dieron permiso para quitar unas cuantas, pero las iba haciendo desaparecer por segundos y yo me meaba. Algunos compis pensaban que mis dos hojitas parecían unas antenas, pero a mí me gustaron. 

Lo siguiente fue, el encuentro lleno de alegría, esperanza, sonrisas e ilusión con mi Luisa. Me encanta esa conexión con ella y que tenga buenas noticias.

Nos fuimos al lugar de ensayo y comenzamos, pero claro, previo al mismo, Edu, se puso a repartir capuchas a los frailes para que nos habituáramos a ensayar con ella. A mí me vino genial, también me ayudó mucho, verme en estas fotos y así comprobar si necesito maquillaje o algo para taparme los ojos o no. Creo que no necesito ninguna de las dos cosas, algo que agradezco.

Ese momento previo a comenzar el ensayo se fue alargando por momentos y la paciencia de mis compis fue menguándose. Ese tiempo lo aproveché para hablar con Tony, Lulú e Inma, esos ojos azules y esa sonrisa siempre me impresionan es muy natural. Desde la primera vez que la vi me impresionó su limpieza y sus ganas. Esta mujer me provoca muy buen rollo.

Después de la espera, empezamos a ensayar.

Mi escena consta de seis partes y yo salgo en las tres últimas y solo hablo en una, así que, tampoco me debo esforzar mucho.

Pienso que el ensayo de ayer fue un éxito y quizá el éxito del ensayo fue gracias a mí, no a que yo hiciera algo especial, sino que la forma en la que me comporté fue la que hizo, repito, que para mí todo fuera muy relajado, tranquilo y bonito. Ayer decidí ir a lo mío y no estar pendiente de nada, ni de nadie, ni intentar cambiar nada, " mejorar " nada, dar consejos o instrucciones y eso hizo que estuviera tranquilo y lo pasara bien.

Empezó el ensayo y Edu comenzó a hablarme de otros proyectos y ofrecerme papeles, pero yo no quería molestar a mis compañeros con nuestras charlas, asi que, me metí en la capilla y allí esperé mi turno.

Otra cosa que me sorprendió fue que hicimos casi cinco repeticiones de la escena y por petición de los compañeros y eso en este grupo es casi una odisea, normalmente con dos pases los actores están más que satisfechos.

Hicimos dos pases con todo el elenco y otros tres, solo los actores sin la figuración. Yo era acabar y oír a un compañero decir:" Vamos a hacer otro más" y casi me desmayaba de placer.

La pasada semana no estuve en el ensayo, pero muchas de las cosas que yo propuse, para mi parte de la escena, se han tenido en cuenta y en este ensayo ya estaban fijadas con lo cual me alegro mucho que Eduardo las aceptara.

Mi personaje es ciego y en todo momento yo marqué que fuera junto a Lulú y a Tony, pero nunca lo habíamos hecho hasta ayer y en las cinco representaciones que hicimos, me sentí súper arropado y súper abrigado por ellos, ya que, en todo momento sentía cariño y  fuerza en sus manos. Yo creo que ahí dejaban el personaje y eran ellos dos los que me daban ese cariño. Es un placer trabajar con ellos, por cierto, repito he faltado una semana al ensayo y el acento que han trabajado, acento árabe, tanto Tony como Lulú me parecieron fascinante. Están haciendo un gran trabajo. 

Da gusto trabajar, como dije al principio del proyecto, con gente joven como; Lulú, Inma, Javi y Tony, con ganas, con energía y con ilusión por  hacer cosas, por aprender, por divertirse y pasarlo bien. Sin perder el tiempo en hablar de su ego o de sus grandísimos logros teatrales.

Ayer tuvimos tiempo para reír, ya que, se pararon los ensayos por las bromas de Javi, que yo no oí porque estaba dentro de la capilla, pero eso no impedía el trabajar.

El tiempo de espera para salir a actuar lo pasé en la Capilla no recuerdo que hice en esos cinco lapsus de tiempo, pero recuerdo que visité el pateón de los Heredia, visité a un busto de la Virgen, jugué con el niño de Chamizo, tuve confidencias con Alex, ADORO A ESE NIÑO, lo picamos con los hijos de Javi y sobre todo preparé al personaje.

No he tenido tiempo material para preparar mi personaje. Ayer lo que hice fue un amago de la voz que usé en el ultimo ensayo, pero intentando naturalizarla más y quitándole teatralidad.

Corporalmente intenté huir del viejo gruñón que siempre hago, pero, por falta de tiempo he tirado corporalmente un poco de él, aunque haciéndolo lo más natural posible, quise meterle una cojera pero ya no hay tiempo.

Solo tengo cinco frases pero no me gusta nada como digo las dos ultimas, hoy, lunes 24 de julio del 2018, mientras me preparaba la cena, lo he repasado y le he dado otro enfoque, este me gusta, pero debo de trabajarlo de aquí al viernes.

En cuanto a estas fotos se las agradezco a Alex porque se las curró pues hizo miles.

Acabé la noche con un camperito en el Mendivil donde me invitaron mis compis Tony y Lulú y hablamos toda la noche de cine.

PD:  No me puedo olvidar de la conversación cofrade que tuve con Graciela, el siempre adorable abrazo de María José Vizcaíno y la entrada junto a Librada y Juanjo

Por cierto pasé tanto calor durante el camino que me tuve que resguardar en un supermercado.