sábado, 7 de julio de 2018

UN PASEO POR EL JARDÍN CON EL POLLUELO.


Hoy, miércoles 4 de julio del 2018, el previo ha sido un poco novedoso en general.

Me he enganchado, los mediodías, a un programa de la 2 que trata sobre cómo viven los animales de un zoo y su relación con los cuidadores. El otro día echaron uno, sobre como los pingüinos pequeños se adaptaban al grupo y como los mayores lo enseñaban. Pues puedo decir que en este previo he sido el pingüino viejo, puesto que me he dedicado a introducir al nuevo polluelo en el funcionamiento del grupo.
  
Para empezar no he llegado al jardín con mis padres, hoy el viaje de casa al Botánico lo he hecho con el polluelo, Steven. Habíamos quedado a las 19:50 y yo llegué un poco más tarde y cuando acabó la jornada me lo refirió:" Mañana a las 19:50 de verdad". Él es muy puntual y yo ahí fallo.
 



Bueno, fui un poco tonto, no recordaba que era el primer día de Rafael Echevarría y fui cargando, desde casa a la barriada de La Roca, lugar de mi cita con Steven, con todo el vestuario. Podrían haberme llevado mis padres al jardín o citarme con Steven en mi casa. Mi cabeza que no me sirve para nada.

En cuanto llegamos, nos encontramos al pingüino más veterano y formado del grupo, Juanpe, juntos entramos en el jardín.  Aun no habían llegado todos. ¡Ves Steven como no íbamos tarde!
  
Nada más entrar a ocurrido algo totalmente nuevo. Hasta para mi fue un estreno y eso que yo soy pingüino viejo y es que Soraya nos puso a Juanpe y a mí a mover un macetero, enorme, de hormigón  y luego a decorar la entrada junto a Dani y Álvaro.
  
El trabajo era fácil poner de pie unas margaritas enormes y atarlas a un árbol, pero primero; las cuerdas no daban y segundo las flores se deshacían a trozos. ¡Era horrible!. Estaba deseando irme, menos mal que con esos dos pedazos de compi me harté de reír.

Soraya me dio carteles y cargado con todo mi atrezo, vestuarios, cena, cajas y complementos, me fuí al museo, temía que mi pie se resintiera pero... no quería volver a bajar donde los jefes... no quería... continuar... mi carrera... como "decorador del jardín".

Puse las velas del museo como todos los años, pero este verano son farolitos, son más fáciles de colocar porque son menos y porque Samu me dijo literalmente:" ponlos como te salga de los...". Y así los puse, lo malo es que tienen velas de verdad y para encender unas nueve velas, usé el doble de cerillas, es que hacía mucho viento. Además al recogerlos queman horrores.

Durante ese tiempo dejé solo al polluelo, para que se hiciera al espacio. Mientras, yo fui repasando el texto, actitud y acento del personaje para poder ayudar al polluelo y no ir demasiado frio. Mi labor era ayudarlo, no todo lo contrario.

Tras eso llegó Steven y mientras yo montaba mi "baño-camerino" particular, hablamos de nuestras cosas y fue a vestirse, al ser nuevo deseaba hacerlo.

Una vez vestido, lo he llevado a su lugar de trabajo para que se habituara a él y hemos estado creando la historia que debemos hacer juntos. El pasado lunes nos reunimos y la creamos en teoría, pero hoy la hemos llevado a la práctica, improvisando y repitiéndola unas 4 veces, también hemos ensayado nuestros acentos.

Y para relajarlo nos hemos sentado hasta las 21:10 aprox. a hablar de nuestras cosas.

Ya a esa hora comencé a maquillarme y vestirme, en ese momento el pingüino jefe,Samu, vino a desearle suerte. Me gustó ese detalle.

Por ultimo lo he llevado a familiarizarlo con los pingüinos compañeros, primero fuimos a encender las velas al museo y charlar con Dani, luego a la puerta de la Casa-palacio a desear suerte en su estreno a Celia y acabamos entre arbustos, escondidos, porque venía el público, junto a Rebeca y Juanpe, ultimando cosas.

Como el polluelo ya estaba preparado lo dejé solo en su lugar de actuación y me fui.

Me retoqué, cogí mi cena y mis cosas y empecé mi soledad.

Steven Lance, es un actor sobradamente bueno y con trayectoria y experiencia suficiente como para llamarlo polluelo, así que esta entrada ha sido una broma. Pero sí es cierto que fui un poco su anfitrión,ya que, compartimos muchos minutos de actuación y necesitábamos cuadrar todo y que conociera bien los espacios. De ahí que fuera su anfitrión.

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