domingo, 28 de agosto de 2016

SIN IR AL EXAMEN DE SEPTIEMBRE APROBÉ A KARPIS.


Hoy, domingo 28 de agosto del 2016, de madrugada, estoy sentado frente al ordenador, escribiendo la crónica de la tercera entrega de Las noches de verano en San Miguel.

No tengo muchas ganas de escribirla y os digo por qué, han pasado ya dos días, tengo no-
ticias, han ocurrido nuevos aconte-
cimientos teatrales y eso hace que el recuerdo del viernes  quede ya como... muy lejano, como que se ha perdido un poco en la memoria y no lo tengo tan fresco.

Tampoco me di mucha prisa por escribir esta crónica, primero porque las circunstancia me impidieron escribir y segundo porque cuando salí del cementerio estaba tan contento, tan feliz y tan lleno de orgullo y alegría que no quise expresar como me sentía justo en ese momento, tenía tan claro como estaba y lo que quería destacar en esta entrada que no me di prisa. Todo se resumía en las tres palabras dichas anteriormente: felicidad, orgullo y alegría.

Tras acabar la función y cambiarme, me fui de fiesta con unos a-
migos, pues de camino a verlos, iba, por la calle caminando recto, firme, rápido y muy seguro de mi mismo. Iba, como se suele decir, llenando la calle. No cabía de orgullo y de satisfacción, tanto era así, venia tan sobrado y con tantas ganas de hacer teatro, que me puse a repasar, en voz alta, el texto de El trono.

Por fin, he podido con Alvin, le he dado la prestancia y la fuerza que me-
rece. Seré muy pesado pero siem-
pre he salido del cementerio con un 
"pero".
Como siempre digo, el buen trabajo o no, se nota en la retroalimentación y llevo dos días recibiendo felicitaciones de compañeros y de desconocidos, algo que en ediciones anteriores no ha pasado.

Por tanto con un poco de estudio y trabajo he aprobado, antes de los exámenes de septiembre,  mi asignatura pendiente del verano.

Hicimos, como es habitual, dos pases y os haré unas pequeñas reflexiones sobre cada uno de ellos.

1.- Bien: 

Cuando acabé el primer pase y me disponía a esperar para el segundo, me decía a mí mismo: “todo había salido bien” . Y eso,  viniendo de cómo me había ido Karpis en  las veces anteriores era todo un acierto.
Y repito, todo fue bien, o sea, muy similar al ensayo general. Respeté las marcas, los movimientos, los gestos y todo lo nuevo que me había marcado.
Eso hizo, de nuevo, que me metiera tanto en el personaje, que pudiera jugarlo, mirando al público, charlando con ellos, intentando robar un reloj o buscando su complicidad.
En este pase estaba mi madre, a la cual intenté evitar mirar en todo momento menos en el final que me apoyé en ella para hablar.
De nuevo vuelvo a decir y como me dijo una amiga: " Lolo cuando controlas todo te sientes seguro" y así fue, al tener marcada pequeñas cosas y tener ciertos movimientos ya  preestablecido, me dio una seguridad hasta ahora nunca vista.
Mantuve el gesto de los labios, el acento no fue tan forzado, hubo más fallos (a conciencia) del texto, ya no era un papagayo, sino un extranjero que intenta expresarse y controlé mucho la energía con serenidad y sin movimientos bruscos.
Como digo acabé contento, además la gente comentó en toda la actuación lo que yo iba diciendo.
Aunque mi Luisa no estaba muy contenta con esta decisión, el quitar que las chicas griten al principio, ha sido un éxito,  porque así le da a mi personaje más prota-
gonismo y puedo entrar más sereno y con mucho más peso, que gritando o intentando ser oído sobre ellas.
Lo que más preocupaba a Eduardo, tras el ensayo general, era respetar el tiempo y en este pase debido a un problema de alguien del público, entramos con 15 minutos de retraso.

2.- Disfrutarlo:

Acabé tan contento del primer pase, que mientras esperábamos para el segundo, desconecté totalmente.
Me medio desvestí, me fui a hablar por teléfono con un amigo y después me fui con el grupo formado por Javier Zumaquero, Miguel y por supuesto mis chicas Rosa y Luisa y lo pasé genial, que hartar de reír, de hacer bromas y de pasarlo bien. Yo ya no sabía dónde estaba, ni que tenía que volver a actuar.
Cuando me monté en el coche, estaba mucho más fuera que dentro.
De nuevo, probé eso que me encanta de " cero a mil" ya Karpis no tenía secreto para mi, así que ahora mando yo y así fue.
El coche empezó a andar y era Lolo el que iba subido en él, me quité el sombrero, lo agité por fuera de la ventanilla y ahí ya empecé a ser Karpis. Si el pase anterior había ido bien, este fue para disfrutarlo.
Ya sabía que podía hacerlo bien, ahora había que divertirse y eso hice, divertirme y pasarlo de maravilla.
Jugué mucho más el personaje, pero siempre desde una serenidad aplastante, controlando cuerpo, gesto y forma de la cara. Pero ya lo tenía asimilado, ya no tenía que pensar, ni que forzar y eso me sirvió para aprovecharlo más.
En el segundo pase no sentí que soltaba una retahíla, sino que yo estaba controlando todo lo que allí pasaba, que todos estaban en mi mano y yo los llevaba por donde quería, por fin, vivía el texto, el personaje y el momento y no me dejaba llevar por las circunstancia, como siempre.
Con Angeles hubo una fuerte complicidad y cuando me alejaba y veía a Rosa y Luisa actuando, me encantaba.
Nada que ya era hora que aquello saliera como tiene que salir, así que, prueba superada.

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