viernes, 4 de agosto de 2017

LA SOLEDAD JAMÁS CONTADA.


El buen rollo generado en el previo siguió durante la soledad, vamos tan buen rollo había, que acorté al máximo mi soledad y los primeros minutos los pasé con Ursula y Rebeca, ya listas, charlando en la puerta de la Casa-palacio.

A las 21:35, tras oscurecer el interior de la casa que a Samu le encanta iluminada y a mi no, me dispuse a la soledad.

Y esta fue, pues eso, la resaca del buen rollo previo. Duró casi una hora, fue muy breve mi soledad, del jueves 3 de agosto del 2017. Me quedé solo a las 21:36 y empecé a actuar más o menos a la hora. Entre que cené, me maquillé, fui al baño, tres o cuatro veces, que si a lavarme las manos, que si a lavar el tuper, que si a ver el maquillaje, que si hacer un pis... me maquillé, me vestí, me hice las fotos, hablé por Whatsapp con Luis y con David, pues, en eso, se me fue la hora.

Ayer, no tenía ganas de empezar para acabar, no tenía ganas de hacer análisis posterior de cómo había ido todo, no tenía ganas de soltar, no tenía ganas de ver el resultado. Ayer no me importaba nada de eso.Ayer quería actuar, quería ser Jorge Loring y estar ahí presente, disfrutar del personaje, del lugar, de la gente,de la situación y de ser un privilegiado de currar de lo que me gusta.

Ya digo, el buen rollo continuaba, y yo tenía ganas de más buen rollo, pero esta vez con el público. De hecho, iba a recortar el texto y a penas lo había ensayado, es más, pensaba improvisar en el momento de la actuación,pero eso no me preocupaba lo más mínimo. Disfrutando yo, lo harían ellos.

Por cierto, las fotos para la entrada siguiente, me las hice, ayer, asomado a una ventana de la Casa-palacio y mientras las hacía me encontré con una bella hada con la que hablé un buen rato.


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