sábado, 14 de septiembre de 2019

DON QUIJOTE VOLVIENDO LOCA A SANCHINA.


El jueves 12 de septiembre del 2019, por la noche y mientras veíamos la televisión, mi madre me preguntaba cómo me había ido el ensayo de esa tarde de El viaje de don Quijote, con Anita Vigo. Yo le dije que bien, pero un poco liado. Ella me dijo que era normal ya que habíamos ensayado muy poco tiempo. La verdad que no fue un ensayo largo pero a lo tonto a lo tonto, estuvimos liados durante una hora y cuarto.

Y os prometo que una hora y cuarto de verdad. Quedamos a las 16:00 y Ana llegó como 10 minutos antes. Entró, nos saludamos y debo decir que no hubo ningún tipo de acción, comentario, conversación o palabra ajena al ensayo. Fue de esos ensayos donde, desde que se empieza hasta que se acaba se habla única y exclusivamente de la pieza, por tanto, fueron 75 minutos sin parar.

Ensayamos en mi casa, concretamente en mi dormitorio.  En cuanto Ana llegó, vio el dormitorio, soltó sus cosas ( unos 3 minutos) y empezamos.

Ella sentada en una silla y yo en mi cama, hicimos un primer pase o repaso completo del texto. Me dijo que se lo sabía pero en la tercera hoja empezaron las dudas. Una vez acabado el repaso, decidimos poner la pieza en pie y la repetimos en el pasillo de casa que simulaba el interior del bus.

Sin descansar hicimos 4 pases de la pieza. Uno completo para marcar los movimientos, el segundo fue completo a tiempo real con texto y movimientos, el tercero fue una versión reducida de la pieza y el último fue un pase técnico, marcando los movimientos y bloques de sentido. Incluso antes de irnos nos dio tiempo a que Ana se hiciera un esquema con las partes que conforman la pieza.

Es verdad, que todo quedó un poco como en una nebulosa, pero también es cierto que la pobre Ana : Entre el texto original que traía impreso, los apuntes que se llevó del último ensayo, los audios que grabó y que ahora, con el texto original delante, he comprobado que las representaciones que Juan Luna y yo hacíamos era una versión demasiado libre y alejada del texto orginal, pues todo esto hacia que a la pobre Ana la tuviera loca. Iba y venía por donde yo la llevaba sin saber que hacer. Era como una hoja y yo el viento. Que la movía de acá, para allá, de un lado a otro y ella se dejaba llevar. Me intentaba seguir, pobrecita. La traía, repito, loca perdida.  Pero yo confío en ella y sé que va a salir fenomenal.

Después de hacer de director/ jefe duro y malvado, puesto que no le ayudaba en nada, le dije, al acabar, toda la verdad, que no se preocupara, ya que durante la función yo la podía llevar perfectamente, que estaría para ayudarla, para apoyarla y le daría pies y pista sobre todo lo que ella tenía que decir en cada momento. En el ensayo la dejaba sola para que se defendiera y saliera adelante pero en la función éramos un todo y yo estaba para ayudarla.

Y fue curioso porque al terminar teníamos otra cosa que hacer, la cual al final no pudimos hacer, porque decidimos hacerla demasiado tarde, pero a cambio, nos fuimos de paseo, capilleo por el centro y a merendar ( ella me invitó, ¡¡Graciass‼). Eso nos sirvió para ponernos al día, cosa que me vino genial.

Mientras íbamos a esa primera cita, que no se pudo materializar, Ana me pidió un repaso del texto, así a nivel general, y  mientras caminábamos por la calle, lo hicimos y la verdad que le salió bordado, con lo cual yo creo y sé, que mañana cuando ensayemos va a ir muy bien y el miércoles vamos a triunfar.




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