sábado, 2 de julio de 2016

UN HOMBRE, RAFAEL , Y TRES REPRESENTACIONES.


Estoy en la cocina de casa esperando para ensayar, no puedo decir con quien, porque es secreto. En quince minutos llegará.

Bueno pues tengo esa sensación de satisfacción, de ganas de celebrar, pero también de vacío y de autoevaluación y en este último aspecto hay mucho que hacer, pero eso  sí mucho más fácil y ya sin ninguna presión.

Ayer  se produjo, el milagro, el momento en el  que Echevarría se encontró con el público.

Tal como estaba previsto el 30 de junio del 2016, jueves,  abrió  las puertas de su casa, la Finca de la Concepción y dejó entrar a su " paraíso particular" tal y como él lo denomina a  todo aquel que lo había solicitado.

Siento satisfacción porque todo salió bien o muy bien, el púbico se fue contento y muy feliz de haber conocido al Sr. Rafael Echevarría, que en todo momento tuvo al publico despierto y entretenido, con lo cual tal y como "prometí" al Sr. Echevarría, el público se fue con la idea de que era un "buen tipo".

También siento vacio, porque ha sido como dejarlo todo ahí, como tantos desvelos, sueños y anhelos se han desbordado y entregado en una noche y ahora ¿Qué queda?, quedan muchos pases más, pero esa sensación de vacío tras un trabajo realizado es muy rara, a veces dura y otras con consecuencias no muy bonitas.

 Y por ultimo hay que trabajar, estoy contento hasta podría decir que satisfecho pero no hay que quitarse de la cabeza que ayer fue un "estreno". Ayer estuvo muy bien, pero aún hay mucho más que crear, que matizar, que organizar y tal y como me dijo mi jefa, Rebeca, ya lo he hecho. Ahora  puedo darle forma y creo que la forma va a ser preciosa. Por ello queda trabajo, pero mucho más relajado y disfrutado que todo lo anterior. Eso sí ayer fue bien, muy bien, pero espero que vaya mucho mejor, es más me da pena del publico de ayer porque no vio al verdadero Rafael Echevarría que se va a ver en próximos pases.

Tres pases hicimos ayer, uno con casi cuarenta personas, el otro similar y el último, el menos cargado, unos diecisietes.

Voy a hacer un breve,  brevísimo resumen de ellos.

1.- MUCHO RUIDO Y POCOS MINUTOS: Esa fue mi sensación pero tal cual, cuando venía de vuelta del pase a mi situación   de partida, pensé: " Lolo ¿por qué has gritado tanto?, relaja". No creo que fuera gritón, o sea gruñón, pero si le metí tanta fuerza al acento vasco y tenía tanta prisa por coordinar bien los tiempos, que era lo que más temía, que fui un poco gritado y acelerado. No sé si el publico lo notó, pero yo sí.
Eso si debo decir que el publico fue  encantador, iban unas niñas maravillosas. Una de ellas pasó toda la función agarrada  a  mi brazo. Le había pedido a su papa para su cumple dicho regalo. En uno de los traslados le cantamos entre todos " cumpleaños feliz". La niña era un primor y durante todo el trayecto me hacía preguntas sobre mi personaje y hasta las gracias y la enhorabuena me dio.
 Aunque los dos primeros monólogos fueron  muy bien, en el mirador me lié un poco y de nuevo metí mucha prisa a los espectadores. El ultimo, ya digo, tanto correr  que lo noté sucio.

2.- POR LOS PELOS, PERO A  POR ELLOS: Acabado el primer pase, bebí un poco de agua y volví a mi posición inicial,  a la cual llegué por los pelos, porque fue llegar y oír la voz de mi compañero, Juanpe, que ya estaba encaminando al grupo a mi lugar. Llegué por los pelos, pero mucho más relajado. Me dije que había que pasarlo bien y eso hicimos.
 Di mucha más lentitud a mis textos, mucho más sentido, jugué mucho más con el público,  los miré más a los ojos, hice los textos más comprensibles y mucho más matizados. Justifiqué con mi fatiga y cansancio el que me sentara a mitad del camino. Para evitar tanta información fui hablando del mirador y jugando con el grupo durante todo el trayecto y sobre todo jugué. Jugué con los espectadores, no hay nada  que guste más, a los espectadores, que hacerlos participes y protagonistas, junto a ti, durante un espacio del show.
Recuerdo la señora del norte que al despedirme de ella, le pedí disculpa por el acento pero me felicitó, me dijo que ella  hablaba así, las bromas con su marido, la señora que me pidió subir al mirador en coches de caballo, la otra que quería venirse a mi palacio con mi mujer y yo irme con su marido a su casa, la otra señora " pija" que vino conmigo agarrada del brazo etc. Empecé a jugar con la gente en el mirador y sobre todo a improvisar mucho, de forma rápida y divertida. Me sorprendió mi creatividad.

3.- AHORA EL TIEMPO LO CONTROLO YO:  Esta vez llegué, tras despedir al grupo anterior, muy bien de tiempo, pero el tercero se retrasó tanto, pero tanto, que pensé que se habían perdido.

Era el último, ahora no tenía prisa porque viniera otro grupo y aunque fue el grupo menos animado. Si disfruté mucho más el texto, el personaje, su impronta corporal fue mucho más acertada, en la anterior un señor me confundió con un anciano. De nuevo fui jugando con una señora, sobre lo romántico que era el mirador o no lo era, sobre las temperaturas que hace en Málaga durante el verano o de mis ocho apellidos vascos, siempre haciendo que el público acabara con una sonrisa. Mucho más organizado estuvo la visita al mirador, pero debo de darle más alegría hacerle algo más. La despedida fue mucho más limpia y acabó con un aplauso del público, pero también debo de darle más. Todo eso es el trabajo pendiente. Pero este viaje lo disfruté mucho porque estaba muy tranquilo sin la presión del tiempo.
Recuerdo las chicas que se sorprendieron cuando les dije que si con su edad, 12 y 16, aun estudiaban si no estaban trabajando o casadas, a lo cual, preguntaron a sus padres si eso era verdad. Gustó mucho la curiosidad del asiento de los enamorados... etc.

Del último pase acabé muy contento, pero pensando: "Buen ensayo general con público, ahora a pensar,
organizar y el próximo jueves a triunfar de verdad y salir por la puerta grande, menos gritos, menos prisas y mucha más limpieza". Ya os iré contando.

Al acabar me ande toda la finca a oscuras, hasta que llegué abajo a donde estaba Rebeca, me cambié y para casita con mis dos grandes compis, Rebeca y Juanpe.

 ¿Iba contento? si ¿Satisfecho? también, pero no al cien por cien, sino con la cautela de, buen trabajo, pero muy mejorable. 



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