martes, 10 de mayo de 2016

LA " LOLA" CAMINO REAL Y CAOTICO A MOTRIL.



Así fue el viaje, para la representación de la Lola en  Motril, caótico. 

Qué desastre, parecía que me había recorrido el mundo entero  de un extremo a otro en pocas horas, pasé por todo tipo de tempe-
raturas y cambios climáticos en menos de siete horas.

Después de estar casi una semana en casa cuidándome por el resfriado, salí  sobre las doce, para ir a la Barriada de El  Palo a dar clase en mi nuevo colegio. 

Pues fue salir de casa y empezar a llover, a tronar, a diluviar y caerme todo a mí. Para más "inri" esperé en una parada con techo. Que  bien, podrían hacerla sin ellos, porque el agua corría por ellos como Pedro por su casa. Lo cual hizo que mi mochila y espalda se empaparan. Solo con entrar al bus desde la parada me puse hecho una sopa.

Durante el trayecto, tuvimos una visita muy especial, porque el agua, entraba y salía del bus a sus anchas, depen-
diendo de la altura que el agua llevara en las distintas carreteras.

Empapado como una sopa llego al colegio y se aclara el día. Cuando salgo, voy con chaqueta, paraguas, chubasquero, pero el calor  y sol era el rey en el ambiente.

De allí al Primack, donde con más gente que en la guerra, compro vestuario para la Lola y de allí a la estación de bus, donde había más gente aun.

Compro mi billete y entro en el autobús, camino a Motril,  un cielo azul, una temperatura muy alta y un tiempo veraniego, acompaña mi viaje.

Bueno eso y una visita a Torre del Mar, donde me acuerdo de mi José y todas las visitas que haré a ese pueblo en próximas fechas, la empanada que me compró mi madre ,de  manera sorpresiva, para merendar, los dolores de mis labios o la nueva música que me acompañaba.

Al entrar a Motril me llegaron muchos recuerdos de Los Timadores, de Antonio Maldonado y de María Martin, igualmente me pasó en Almuñécar, no recordaba mucho, pero en cuanto iba viendo sitios me venían flash y que curioso el restaurante el Zarcillo, está justo al lado del quiosco de bocatas donde cenamos tras representar Los Timadores en Motril.

Llegué a un Motril primaveral, y como Alba no me pudo recoger,  fui caminando tranquilamente y oyendo música hasta el local donde actuariamos. Por cierto, me gustó Motril, pero me he quedado con las ganas de visitar la Iglesia principal.

El Zarcillo me pareció un lugar fantástico, como un Disney para mayores, donde cada cosa está hecha con mimo y con detalle por ejemplo; la botella llena de bombillas que hay en una pared, la música y la colonia en el baño o las mil y una Meninas. Esto último me hizo acordarme toda la noche de mi Anai, porque ella es amante y coleccionista de Meninas.

Tenía muchas, pero muchas ganas de llegar y ver a Alba y comenzar a prepararlo todo con mimo y con ilusión, pero cuando llegué me sentí un poco perdido… No sé por qué pero todo fue muy … no sé cómo explicarlo, si ya digo perdido.

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