miércoles, 20 de abril de 2016

DE ESTRENO Y DE MADRUGÓN, OFÚ, CON " DON QUIJOTE, BUS".



Más que la crónica de un actor haciendo El Quijote, esta semana os voy a contar la crónica de un “madru-
gador”. Os contaré como se lleva, el levantarse una semana entera, a las siete menos diez de la mañana o se dice  la noche o de la madrugada, porque mañana no era, yo salí de mi casa de noche y se me  hizo de día por el camino a la parada del autobús.

Estoy en la parada del autobús de El Corte Ingles, esperando a Juan Luna, que se estrena, o reestrena después de casi dos años sin hacerlo como Don Quijote  en el Teatro Bus.

Pero vamos,  debo de confesaros, que el primer día de madrugón dentro de lo malo, no ha sido tan malo.

Ayer por la tarde, pensaba con “odio “ que hoy tenía que madrugar, pero la verdad que el primer día no ha sido nada malo, no ha habido mis típicos, dolores de cabeza, de estomago, ganas de vomitar, etc., que sufro cuando madrugo de forma exagerada.

No quiero  que al leer esta entrada esto se me llene de indignados, pero desde hace mucho tiempo no estoy acostum-
brado a madrugar y si elegí se actor, entre muchas cosas, es porque se suele trabajar por las tardes o por las noches y las mañanas son  para dormir.

Dicen que en el cine se madruga mucho, pero por ahora, por desgracia, no es mi problema.

Temiendo las famosas reten-
ciones  hacia el Parque Tecno-
lógico, cogimos el bus muy temprano y llegamos a  Campa-
nillas, a la sede de la empresa de autobuses, a las 8 de la mañana y hasta las 8,30 no llegaron los empleados así que allí estuvimos Juan y yo, andando por el local, sentado en las escaleras etc...

En cuanto al pase la cosa pintaba muy bien,  niños muy peque-
ñines, que son más fácil de impresio-
nar, aunque impre-
sionados ya entraron ellos desde el momento en que se subieron en el bus, “ anda que chulo”, “ mira que bonito”,”ohhhh”… fueron algunas de las frases que oí cuanto entraron.

La pieza fue perfecta, quizá menos jugada que en otras ocasiones, porque los niños aunque no paraban de hablar en todo momento, de hecho hubo que relajarlos o pedir silencio en algún momento, pero a la hora de interactuar con ellos o sacarlos a actuar eran muy cortadillos y no nos dieron mucho juego.

Por cierto, creo que es la primera vez que el texto se ha respetado tanto, Juan, el monstruo, lo llevaba a rajatabla, pero pese a ello también ha jugado mucho y ha metido morcillas o sea, que muy bien.

Lo mejor ha sido que  al bajar los pequeños,  hemos oído decir a una niña,  “Autobús no te vayas, no te vayas”.

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